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La educación universitaria abre muchas puertas laborales y constituye una invaluable herramienta de crecimiento profesional y personal. Cuando una familia no cuenta con los suficientes haberes para hacer frente a un gasto tan grande, entran en juego los prestamos estudiantiles. Los prestamos son otorgados por el gobierno federal o por instituciones privadas. Por otro lado, estas sumas de dinero que en un principio parecen fáciles de pagar, aumentan con el tiempo debido a los grandes intereses que poseen.

En la mayoría de los países la educación universitaria es paga y hasta aquellas universidades que se hacen llamar públicas cobran desmedidas cuotas a sus estudiantes que poco pueden hacer para pagarlas. Por esto, los prestamos estudiantiles forman parte de una realidad para muchos de nosotros.

Son vistos como una “deuda buena” que miles de estudiantes adquieren cada año con el objetivo de pagar sus estudios sin tener en cuenta, que los préstamos pueden prestarse a estafas y ser difíciles de pagar, hundiento de esta manera, la economia de toda una familia.

Si te encuentras en la recta final, tu vida universitaria está lista para llegar a su fin y pronto estarás enfrentando “el mundo real.” Es emocionante y aterrador, todo al mismo tiempo. Es el momento de poner ese conocimiento que has adquirido en uso y, desafortunadamente, pagar toda esa deuda que has ido acumulando.

Aquí te traemos una serie de consejos que te serán de gran ayuda en caso de que estes evaluando la posibilidad de pedir un credito estudiantil. Además, si  ya has adquirido el crédito y te encuentras teniendo que devolver todo lo que te han prestado y mas, mediante estos consejos pretendemos ayudarte a minimizar la deuda para que puedas tomar la vía rápida hacia la libertad financiera.

  • Acude al gobierno federal.

Al momento de pedir un préstamo, tienes dos opciones a las que recurrir, un organismo público, el Departamento de Educación Federal, o una institución privada como un banco u otra entidad financiera. Evita préstamos de financieras o prestamistas de corto plazo. El interés que cobran estas empresas son altos, y las penalidades por pagos tardíos pueden mantenerlo endeudado más de lo previsto. En cambio, el gobierno federal es lo más conveniente, ya que ofrece alternativas variadas de planes de pago, beneficios de perdón de la deuda y programas de consolidación y rehabilitación de préstamos, que están amparados en legislación federal.

  • Limita las sumas de dinero.

Los especialistas en el tema aconsejan ser medidos en las sumas de dinero que se piden por lo que tendrás que tener en cuenta varios factores para determinar el monto. Estos son: el costo de la escuela a la que asistirás, el precio de los libros y los suministros que necesitarás para las clases, con cuanto dinero puede ayudarte tu familia y si puedes contar con ayuda financiera o algún tipo de beca.

Más allá de estos factores se recomienda no pedir un monto mayor que $10.000 por año ya que entrar a la fuerza laboral con una deuda acumulativa de $40,000 es receta para el desastre.

  • No olvides el tema.

Es importante que sean proactivos. Nunca se podrá empezar a rebajar una deuda si no tenemos este factor como nuestra prioridad. La mayoría de los estudiantes se comienzan a preocupar por ello, una vez terminada la facultad pero este es el error mas ingenuo que puedes cometer ya que dejar todo para después mientras el tiempo pasa, solo hará que los intereses suban y el problema se haga cada vez mayor. Si no quieres tener que preocuparte por una deuda estudiantil cuando ya tengas hijos y sean ellos los que acudan a la universidad, es fundamental que te ocupes de esto ahora.

  • Piensa en un plan.

En el anterior punto señale la importancia de preocuparse desde un principio y no dejar que el tiempo pase sin hacer nada al respecto. Una buena opción para realizar tus pagos a tiempo o minimizar la deuda que ya tienes es trabajar. No esperes a terminar la universidad porque para ese momento la deuda será incontrolable. Encuentra por lo menos un trabajo de medio tiempo y utiliza una porción de ese dinero para tus gastos estudiantiles. Además, de esta forma no tendrás que depender exclusivamente de préstamos y tu deuda no será tan grande ni difícil de pagar.

  • Evita los aplazamientos.

Es fácil pensar en la posibilidad de diferir los pagos hasta que estés más estable financieramente, pero tu préstamo no desaparecerá. El interés va a seguir creciendo, por lo que la deuda incrementará también. Si dejas pasar las fechas limites de pago, el préstamo entrará en delincuencia. La consecuencia más grave del incumplimiento sería el embargo de bienes inmuebles o muebles.

  • Busca asesoramiento.

Lo mejor es asesorarse con un abogado o un profesional conocedor de la materia, ya que la mayoría de los estudiantes caen en el incumplimiento, al desconocer la posibilidad de establecer planes de pago mas cómodos.

Si no tienes la posibilidad, puedes hablar con compañeros que se encuentren en tu misma situación o con otras que personas que hayan llevado a cabo con éxito planes de devolución de préstamos. También puedes encontrar ayuda en tus padres y otros familiares que te proporciones consejos financieros.

 

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